Imposición de estándares físicos en la danza, una forma de violencia

Mié, 29 Nov 2023
Tiene lugar en la IBERO el primer Coloquio de Danza Libre de Violencia, organizado por nuestro Departamento de Arte
Bailar podemos todos, todas, todes, lo importante es hacerlo con el corazón, dice la Dra. María Sicarú Vásquez Orozco
  • De izquierda a derecha, Haideé Ramírez, Grace Marlene Rojas y Rosa Maribel Lugo, durante la mesa ‘Resiliencias a la violencia física’, como parte del coloquio. (Foto: Yazmín Mendoza)

Las personas que se dedican a la danza saben que la exigencia de cumplir con determinados estándares puede ser tanta que llega a convertirse en violencia. De hecho, también el público en general tiene cierta noción de cómo “deben verse” las y los bailarines; en el caso de las mujeres, ellas tienen que cumplir con cierta talla, con ciertas técnicas, ciertas extensiones, verse de cierta manera para poder formar parte de este ámbito profesional, explicó en entrevista la Dra. María Sicarú Vásquez Orozco, del Departamento de Arte de nuestra IBERO Ciudad de México.

Es por ello que la Comisión de Danza Libre de Violencia, a la cual pertenece la Dra. Vásquez Orozco, llevó a cabo junto con la Universidad Iberoamericana el primer Coloquio de Danza Libre de Violencia este lunes 27 de noviembre. Bailar podemos todos, todas, todes, dijo la también especialista en danza e historia del arte. “Lo más importante es hacerlo con el corazón, sin importar cómo nos veamos, qué condición física o discapacidad tengamos, todes podemos bailar”.

Explicó que este coloquio surgió a partir de entrevistas y encuestas realizadas por la Comisión de Danza Libre de Violencia, misma que fue creada por el Consejo Nacional de Danza hacia 2021, cuando las y los estudiantes de la Academia Mexicana de la Danza señalaron que había una serie de problemas de acoso y de violencia dentro de las aulas.

En danza, lo más importante es hacerlo con el corazón, sin importar cómo nos veamos, qué condición física o discapacidad tengamos, todes podemos bailar... (Foto: Pixabay).

 

Destacó la importancia de la formación dancística en el fomento de los estereotipos, no sólo a nivel licenciatura, sino también la no formal, en las academias donde se inician niños y niñas. “Van entrando a su clase de ballet, su clase de folclor o su clase de flamenco, y empiezan a ver ciertos estándares de cómo se ven esas personas”. Las y los docentes les dicen si pueden o no bailar, “estás gordo”, “estás flaco”, “tú sí vas a poder”, “tienes las condiciones”, o no, agregó María Sicarú.

El coloquio, que abarcó temas como el cuerpo ideal en la danza, la violencia psicológica, el ambiente tóxico en el ballet o la disciplina, planteó también alternativas. “Lo primero es ser conscientes de qué debo hacer y qué no debo hacer como docente o como persona que está envuelta en el mundo de la danza. Y si vamos reflexionando y haciéndolo consciente, poco a poco se puede erradicar”.

No obstante, apuntó que no es tarea fácil, ya que los imaginarios de cómo debe verse una bailarina se han formado desde el siglo XIX. De hecho, ella abordó este tema en su tesis doctoral: Imágenes e imaginarios del ballet clásico: percepciones e identidades dancísticas (México, 1880-1920), la cual puedes consultar en la Biblioteca Francisco Xavier Clavigero.

Si vamos poco a poco trabajando con las personas que forman, con las infancias, seguramente en un futuro podremos erradicar estas violencias, concluyó la académica.

Texto y Fotos: Yazmín Mendoza

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