Migrantes en México, entre el infierno y la esperanza

Vie, 9 Sep 2016
“Me encantaría ya verlo muerto, porque tendría la certeza de dónde llorarle”: madre de un centroamericano desaparecido en México
  • Participantes a la conferencia Los migrantes: ¿de qué huyen, adónde quieren llegar?

La caminata es eterna. Hay personas buenas, pero sobre todo “malas” en el camino de los migrantes centroamericanos en México. El dolor comienza cuando se despiden de sus familias, se abrazan y lloran. Dejan su país, su hogar, su vida. No tienen de otra: si no salen, los matan; si siguen la ruta de “La Bestia” serán reducidos a la nada, a ser “menos que nada”.

Desde hace 21 años, el doctor Javier Urbano, coordinador de la maestría en Estudios sobre Migración en la Universidad Iberoamericana, ha trabajado para los migrantes. Cuenta la tragedia humana que viven los casi 500 mil que intentan llegar a EU o quedarse en suelo mexicano a laborar.

La pregunta de Urbano Reyes es demoledora: “¿A quién dejaste en casa?”. El cuestionamiento resquebraja a quienes viven en el anonimato. “Todos se aprovechan de ellos; para la gente no son nadie, son menos que nada”.

En Chiapas, Tabasco, Oaxaca, Guerrero, Veracruz, Chihuahua, Sonora, Baja California y Tamaulipas se concentran desapariciones, asesinatos, violaciones, mutilaciones, trata y tráfico de personas, secuestro y extorsión. Al año, son más de 100 mil delitos de alto y bajo impacto.

Si la numeralia es de terror, la “paternidad” atemoriza: un tercio de los delitos son cometidos por agentes del Estado o vinculados a las autoridades: el Instituto Nacional de Migración (INM), las secretarías de Marina y de la Defensa Nacional, policías municipales y estatales. El narco y las pandillas hacen el resto.

Además, la medida del gobierno de inhibir el recorrido por “La Bestia”, los ha obligado a ir por rutas más complejas, lejos de los 67 a 70 albergues asentados cerca de las vías del tren.

La deshumanización es desde abajo: una botella de agua que a los mexicanos les cuesta 10 pesos, para el migrante se cotiza en 50. Los maquinistas “permiten” que delincuentes suban a robar o a cobrar el “impuesto de guerra” (100 dólares por persona). A quien no paga lo lanzan del tren.

EL PRECIO DE UNA MIGRANTE EN MÉXICO

La ruta más peligrosa es la del Golfo, donde operan Los Zetas y el Cártel del Golfo, que han hecho del negocio migrante un mercado alterno al tráfico de drogas. Quienes caen en sus manos se convierten en piezas del crimen organizado.

Las mujeres que cumplen con el estereotipo que buscan dueños de bares y antros en México son vendidas como mercancía. Las hondureñas son las más cotizadas: pagan hasta 5 mil dólares por ellas; una guatemalteca tiene un precio de 300 dólares. Otras son obligadas a trabajar en el campo. No hay escapatoria: deben pagar deudas interminables con su cuerpo. 

“SI REGRESO, ME VAN A MATAR”

Max, 27 años. San Pedro Sula, Honduras

Llevaba una vida normal, pero un día, los “maras” llegaron a su colonia a reclutar jóvenes. Lo intentaron convencer para que se uniera a la pandilla y vendiera droga, pero se negó. Supo que lo iban a asesinar y decidió salir de su país, una medida sin retorno: “Si regreso a mi país, me van a matar“.

Entró a México por Ciudad Hidalgo, Chiapas, y como pudo llegó a Arriaga para tomar “La Bestia”, el tren de las pesadillas.

—¿Alguna vez te viste como migrante? 

—La verdad no. Tuve que salir de mi país, no por mi gusto, me tocó y aquí estoy de migrante.

Lleva ocho meses fuera de Honduras y ahora está en el Albergue de Migrantes Casa Tochan, ubicado en Observatorio, en la Ciudad de México. Se dice dichoso de estar en la capital mexicana, pues “muchos compatriotas no logran llegar acá, incluso ni a mitad del camino”. 

“NO IMAGINÉ VIVIR ESTE INFIERNO”

Germán Alejandro, 34 años, San Pedro Sula, Honduras

Conducía su taxi cuando policías de tránsito lo detuvieron. Una revisión de rutina le cambió la vida: “Tiene una orden de arresto”, le dijeron. Era buscado por homicidio. Un abogado logró liberarlo, pues alguien había usurpado su identidad. Ese “alguien” era un líder de La Mara. 

A través de Facebook, su esposa localizó al usurpador. Germán fue a levantar una denuncia, pero le dijeron que “mejor dejara las cosas así; que mejor me fuera”.

De alguna manera —Germán dice que fueron los policías—, el pandillero se enteró y comenzaron las amenazas. “Tomé la decisión, junto con mi esposa, de venirme para México. Lloramos. De un día para otro mi vida cambio”.

Salió de su país a principios de agosto. Dejó atrás a su esposa, tres hijos y una niña que debió nacer ese mes. Cuando llegó a Tenosique, Tabasco, intentó hablar con su familia, pero su suegra se negó a darle información por motivos de seguridad.

—¿Cómo te recibieron los mexicanos y sus autoridades?

—Me encontré con mucha gente mala y buena, pero es más la mala. Migración hace retenes a medianoche o en la madrugada, cuando el migrante está expuesto. Nos agreden, lo hacen por diversión.

—¿Pensaste que ibas a convertirte en migrante? 

—Mi vida cambió de un momento a otro porque jamás imaginé que iba a vivir este infierno. Nunca me imaginé que iba a caminar kilómetros.

—Dijiste que México es un país de oportunidades. ¿Ahora qué piensas? 

—Cambió mi opinión… bueno, no definitivamente. Tal vez a través de las organizaciones pueda conseguir un trabajo. México es un país de oportunidades, tal vez yo no las he podido tener, pero mi momento va a llegar.

EL INFIERNO PARA LOS MIGRANTES ESTÁ EN MÉXICO

“Si para un mexicano es difícil, para un centroamericano es la peor pesadilla, el infierno se encuentra en nuestro territorio. Hay un problema muy fuerte de violación de derechos humanos”, asegura el maestro José Martín Íñiguez Ramos del Departamento de Historia de la Ibero.

Antes de 2007, el flujo de migrantes centroamericanos era de entre 400 y 420 mil al año. Hoy es de 200 a 220 mil, pues las autoridades han endurecido el paso y el narco mantiene control de corredores fronterizos.

“Muchas chicas acaban prostituyéndose porque saben que su cuerpo será su boleto de viaje, en ese trayecto de 7 mil kilómetros, el doble de la frontera México-EU (3 mil 152 kilómetros), es lo que se llama la frontera vertical. Tienen que pasar entre 15 y 20 estados”.

Otro fenómeno es que los deportados mexicanos y los migrantes nacionales y extranjeros se quedan en la frontera a trabajar o intentar cruzar de nueva cuenta. "Cada vez se concentra más gente en esa zona. No hay un programa de atención y esto puede convertirse en una bomba de tiempo”.

Afirma que “actualmente tenemos 10 mil desaparecidos centroamericanos en el país”. La cifra de Javier Urbano es mayor: en los últimos 20 años, entre 35 mil y 70 mil se han perdido en México. 

Ante este hecho, cada año llega a nuestro país la Caravana de Madres Centroamericanas de Migrantes Desaparecidos. "Me encantaría verlo muerto, ya tendría la certeza de dónde llorarle. Mi agonía nunca acaba, es morir todos los días”, rememora Urbano sobre las palabras de una de ellas.

NUEVAS RUTAS: PELIGROSAS Y CARAS

Íñiguez Ramos dice que el Plan Frontera Sur del gobierno mexicano ha hecho de nuestro país el “policía migratorio” de EU, pues se dedica a perseguir, criminalizar y castigar a los migrantes.

“La frontera era muy porosa (en los ochenta), pero en 2016 es zona de guerra, la gente está cruzando por Altar, Sonora, que colinda con Arizona. Imagínate cruzar por el desierto y pagar derecho de piso al crimen organizado", enfatiza.

Los migrantes de Centroamérica tienen que pagar entre 3 mil 500 y 5 mil dólares para ser protegidos por un guía de cárteles y autoridades. Para los migrantes continentales, la cuota se eleva de 10 mil a 20 mil dólares. Refiere que hay reportes de ciudadanos de Etiopía o Sudán; mientras que los cubanos, en una operación que se traza desde Miami, pagan entre 8 y 10 mil dólares.

Los mexicanos entregan entre 3 mil y 3 mil 500 dólares. Si son de la frontera de 500 a 700 dólares. Por esta práctica, la delincuencia organizada gana 10 mil millones de dólares anuales, el tercer negocio rentable, después de la trata y el trasiego de drogas.

POR QUÉ SE MUEVEN LOS MIGRANTES; HACIA DÓNDE VAN

El objetivo es llegar a EU. Salen de sus países por la crisis económica, política y social, falta de trabajo o presión de grupos delictivos.

La forma tradicional de moverse es a pie y en “La Bestia”, pero ahora “contratan camiones hacia la zona centro y de ahí buscan alternativas para llegar a la frontera. Están usando carros para poderse mover, hasta Uber para ya no ser víctimas”.

Como el cruce se ha complicado, algunos vienen a México a trabajar para juntar dinero e intentar cruzar a EU o para regresar a sus naciones con algo en los bolsillos.

En nuestro país “hay una política migratoria, pero es de represión, de persecución, de violación de los derechos humanos. No hay una política inteligente", se lamenta Íñiguez.

Nuestra política migratoria debe incluir tres ejes: desaparecer el programa Frontera Sur; regularizar la mano de obra centroamericana; y suplir con migrantes a los mexicanos que se van a EU.

LA VOZ DE LOS ALUMNOS

“(La migración) no solamente abarca la frontera con Estados Unidos; a veces no nos damos cuenta lo que hacemos en la otra frontera (sur)”. Desirée Madrigal, 21 años (Comunicación).

“Realmente no sabía todo lo que había detrás de un migrante. Es muy importante que nosotros como ciudadanos, como alumnos, nos acerquemos a apoyar con lo que podamos”. José Miguel Cantón, 22 años (Ingeniería Biomédica).

“Los estudiantes podemos hacer muchas cosas y cambios; que nos demos cuenta de la problemática que existe en México y de todo lo que se puede hacer al respecto en este tema”. Lucero Pérez Chequer, 22 años (Diseño de Indumentaria y Moda).

“(La migración) es un reflejo de la triste realidad que vivimos. Me da gusto que se hagan estas conferencias para sensibilizar y comenzar a ayudar a estas personas que pasan adversidades por buscar un mejor futuro. En México, deberíamos darles mejores oportunidades”. Pedro Espinosa, 20 años (Psicología).

ALIMENTOS PARA SOBREVIVIR EN EL DESIERTO Y EN "LA BESTIA"

Galletas saladas, para retener líquidos; atún, por la proteína, y agua. Los migrantes comen limón con sal cuando viajan en “La Bestia”.

MAPA DE AYUDA

En 2013, a través del Programa de Asuntos Migratorios (Prami) de la Ibero, se presentó un mapa interactivo de movilidad migratoria, con el fin de ayudar a hacer menos riesgosa la travesía hacia EU.

MESA DE REFLEXIÓN

La conferencia “Los migrantes: ¿de qué huyen, adónde quieren llegar?” formó parte de los espacios de reflexión de la Expo ARU 2016, en su séptima edición, celebrada en el auditorio José Sánchez Villaseñor de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México.

Iván Cabrera

 

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