Una isla nada paradisiaca... ¿podemos ‘escapar’ de la isla de calor urbana?

Vie, 23 Jun 2023
La urbanización y sustitución de la vegetación propia del terreno por edificios, carreteras y demás infraestructuras construidas con materiales artificiales, cobran factura
El Dr. Juan Manuel Núñez, investigador Ibero, enfatiza la necesidad de educar a las nuevas generaciones en temas de sustentabilidad
  • Concentración de edificios, pavimentos y actividades humanas contribuyen a las temperaturas extremas.
Por: 
Dr. Juan Manuel Núñez

Con la llegada del verano, la posibilidad de unas vacaciones en una isla paradisiaca suele ser la idea recurrente de muchos citadinos. Sin embargo, durante los últimos días, de la única isla que hemos oído hablar es de la nada paradisiaca isla de calor urbana. A lo largo de dos semanas hemos experimentado en todo el país un incremento sin medida de las temperaturas, lo que para nuestras ciudades ha significado registros de temperaturas extremas debido a la concentración de edificios, pavimentos y actividades humanas.

Las islas de calor son el resultado de la urbanización y la sustitución de la vegetación propia del terreno por edificios, carreteras y demás infraestructuras construidas con materiales artificiales.

Lo que alguna vez fueron superficies permeables y húmedas, hoy son áreas impermeables que atrapan el calor durante el día y lo liberan lentamente durante la noche impidiendo el descanso de millones de personas. El efecto de la isla de calor urbana es el fenómeno más evidente, y, también, quizá el más estudiado de la modificación del clima inducido por la urbanización.

Las referencias bibliográficas más antiguas sobre el efecto de isla de calor urbana datan del siglo antepasado y corresponden a los trabajos del británico Luke Howard (Howard, 1818) y del francés Emilien Renou (Renou, 1868), quienes plantean ya las diferencias de temperatura que se observan entre la ciudad y los alrededores rurales.

 

La ciudad del futuro. Imagen creada con inteligencia artificial (https://playgroundai.com).

 

A partir de entonces, múltiples trabajos con muy diversos métodos de medición han dado cuenta de las causas, efectos y medidas de mitigación necesarias para atender esta problemática. Actualmente, podemos determinar de manera certera las causas de la isla de calor urbana utilizando una combinación de métodos de simulación numérica por computadora que emplean datos de estaciones meteorológicas, sensores fijos y móviles, así como el uso de información geoespacial derivada principalmente de imágenes de satélite.

Se ha documentado cómo el impacto en el balance energético de las ciudades genera una serie de efectos negativos en el medio ambiente, la salud humana y el consumo de energía. Conocemos las medidas necesarias en el corto, el mediano y el largo que plazo que son imprescindibles para mitigar los efectos de la isla de calor en nuestras ciudades: aumentar la vegetación y los espacios azules en las ciudades, emplear materiales de alto albedo como cubiertas blancas o superficies pavimentadas con materiales reflectantes e impermeables, promover un diseño urbano sustentable que fomente la eficiencia energética mediante la reducción del consumo de energía. Son algunas de las soluciones que hemos tenido a nuestro alcance desde hace ya muchos años.

Luego entonces, cómo ha sido posible llegar a este momento, si las soluciones han estado ahí desde hace ya mucho tiempo. La reflexión de estos días en la que todo mundo me pregunta ¿entonces Doctor Núñez, cuáles son las medidas que debemos de llevar a cabo para mitigar los efectos del calor en la ciudad?, no son el listado de estas y otras medidas que en principio, aunque congruentes con la solución de la problemática, carecen a mi parecer de dos ingredientes necesarios. La ausencia de educación y conciencia colectiva que nos permita comunicar asertivamente a la población sobre los efectos de las acciones individuales y colectivas para combatirla.

 La falta de programas de sensibilización desde la infancia, campañas de educación ambiental para la población en general, el diseño de políticas públicas integradas, así como la orientación de acciones de gobierno encaminadas a la mitigación de la isla de calor. Son todas acciones que sin duda no han sido consideradas por la falta de capital humano formado con una visión integral que entienda las múltiples y complejas relaciones de nuestras acciones frente al cambio climático.

 

La educación de nuevas generaciones en temas de sustentabilidad, son a mi parecer la última ventana de oportunidad que como sociedad tenemos para atender a fondo la problemática de nuestro tiempo.

 

Sobre la isla de calor urbana y los demás efectos asociados a la actual crisis socioambiental, el entendimiento de las causas y los efectos ahí están, las medidas de adaptación y mitigación a múltiples y diversas escalas se conocen. Solo hace falta un reemplazo generacional, el que hoy se está formando en universidades con programas de licenciatura, formación continua y posgrados con una visión interdisciplinaria y transdisciplinaria para integrar todas estas soluciones y con ello buscar mejores respuestas de lo que hasta ahora, poco hemos conseguido hacer.

*El Dr. Juan Manuel Núñez está adscrito al Centro Transdisciplinar Universitario para la Sustentabilidad (Centrus) de la Universidad Iberoamericana.

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